El fin del
primer cuatrimestre se acerca, llegan los tiempos difíciles para todos los
universitarios, esa época en la que el estrés y los nervios reinan, tanto por
los trabajos finales como por los exámenes.
Hoy ha sido
el último día de clase después de dos semanas de exposiciones sobre los
trabajos realizados a lo largo del curso.
El primer día,
hubo 3 exposiciones, a mi parecer la más
importante fue la de los paraísos fiscales, ya que no tengo demasiados
conocimientos sobre este tema y esto me llevo a interesarme por ello.
Un paraíso fiscal es un territorio o Estado que se caracteriza por aplicar un régimen tributario
especialmente favorable a los ciudadanos y empresas no residentes, que se
domicilien a efectos legales en el mismo. Típicamente estas ventajas consisten
en una exención total o una reducción muy significativa en el pago de los
principales impuestos.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico,1 cuatro factores clave son
utilizados para determinar si una jurisdicción es un paraíso fiscal:
1. Si la jurisdicción no impone
impuestos o éstos son sólo nominales. La OCDE reconoce que cada jurisdicción
tiene derecho a determinar si imponer impuestos directos. Si no hay impuestos
directos pero sí indirectos, se utilizan los otros tres factores para
determinar si una jurisdicción es un paraíso fiscal.
2. Si hay falta de transparencia.
3. Si las leyes o las prácticas
administrativas no permiten el intercambio de información para propósitos
fiscales con otros países en relación a contribuyentes que se benefician de los
bajos impuestos.
4. Si se permite a los no residentes
beneficiarse de rebajas impositivas, aun cuando no desarrollen efectivamente
una actividad en el país.
Una característica de un paraíso
fiscal es que en el mismo suelen convivir dos regímenes fiscales diferenciados
y legalmente separados. Por un lado, el que afecta a los residentes y empresas
locales, los cuales están sujetos al pago de impuestos como en cualquier otro
país y, por el otro, el de los no residentes, que gozan de ventajas fiscales y
suelen tener prohibida cualquier actividad económica o de inversión dentro de
su territorio. Para facilitar la separación de estas dos economías paralelas,
usualmente se cuenta con legislación e instituciones especialmente reservadas a
los no residentes, como los bancos offshore o las sociedades IBC (International Business Companies).
No hay comentarios:
Publicar un comentario